El próximo viernes entregaremos, junto a nuestros socios, el Premio Pobre el que no Cambia de Mirada, certamen que ya cumple más de una década destacando lo mejor del año en el periodismo que busca “cambiar la mirada” sobre la pobreza, la vulnerabilidad, la desigualdad y otros problemas que afectan a nuestra sociedad.
Como jurado me toca la difícil responsabilidad de escoger los mejores trabajos en los diferentes medios, y a la vez el interesante ejercicio de observar desde un escenario privilegiado, año a año, los temas que van entrando y saliendo de la agenda social de los medios.
Durante 2017 permanecieron en la agenda aunque con menor intensidad, temas que fueron los grandes protagonistas de la versión anterior del premio, como las deudas sociales con la infancia y el llamado caso Sename.
Y, por otra parte, emergió con gran fuerza este año otro gran tema pendiente: la persistencia y generación de campamentos en distintas ciudades de Chile, y el complejo futuro que enfrentan las familias que deciden tomarse un terreno, cansadas de postular una y otra vez a los subsidios, y de pagar arriendos caros.
Asimismo, los graves problemas de convivencia que afectan a muchos barrios de las grandes ciudades también fueron relatados en la prensa a través de diversas historias que nos hablaron sobre las víctimas de las balas locas y de la narcocultura.
A estos temas se puede sumar el que aparece con mayor frecuencia en los trabajos de excelencia periodística, en toda su complejidad: el fenómeno migratorio. Parece ser que, para bien, los medios de comunicación han mantenido en agenda las aristas sociales que implica este fenómeno, que crece rápidamente en nuestro país y que comenzó a ser ampliamente analizado a partir del ejercicio del Censo, en abril.
Están muy presentes en dicha agenda informativa los temas de habitabilidad, como las historias de quienes viven hacinados arrendando precarias y costosas habitaciones en algunas comunas, y por cierto, los temas laborales ligados a las dificultades de integración de quienes buscan en Chile una oportunidad: las barreras de idioma, de costumbres, las malas prácticas de empleadores, las dificultades de inserción en la comunidad, el acceso a salud y educación, la situación de inmigración ilegal en las fronteras y tantos otros temas clave en el bienestar de todo ser humano.
Propiciar el interés y la reflexión de la opinión pública sobre el fenómeno de la pobreza, la vulnerabilidad y la exclusión social, y promover una imagen no estigmatizada de las personas que conviven con estos problemas – justo el objetivo de este premio- es cada vez más valorado por los medios y los periodistas, y ojalá la tendencia persista en las audiencias.
Por nuestra parte, desde la sociedad civil estamos llamados a promover los temas fundamentales para la cohesión social y no cesar en nuestros esfuerzos por incidir en la agenda política, de tal forma que estos y otros temas emergentes no salgan de la agenda de los medios ni de la conciencia de la ciudadanía hasta que el país los aborde y resuelva como Chile merece.
Publicada en Estrategia.